300. Primera parte. Subcomandante Moisés & SupGaleano (EZLN)
Teoría Crítica de Abajo y a la Izquierda
En conmemoración del aniversario del EZLN, fundado el 17 de noviembre de 1983.
“Oiga Don Antonio, ¿cuál es la tarea especial de esas mujeres y hombres*?”
Y él nomás me dijo:
“Despertar”.
*Y otroas.
300. Primera parte: UNA FINCA, UN MUNDO, UNA GUERRA, POCAS PROBABILIDADES:
En esta segunda sesión de nuestra serie, Teoría Crítica de Abajo y a la Izquierda, nos proponemos llevar los postulados teóricos fuera de las aulas, y aplicar el potencial transformador de estos textos al contexto y la praxis de las luchas contemporáneas.
Exploraremos las imágenes dialécticas suspendidas en la constelación histórica proveídas por el Sub Moi y el SupGaleano:
una finca, un mundo, una guerra.
Y ah, también a las pocas probabilidades utilizando como base la Participación de la Comisión Sexta del EZLN en el Encuentro de Redes de Apoyo al CIG y su Vocera publicada en agosto del 2018 en Enlace Zapatista.
Comenzamos con una pieza fundamental1 del rompecabezas teórico, esencial en el pensamiento crítico frente al corazón de la hidra:
“Un mundo capitalista sin la explotación, donde sólo el consumo prevalece, es bueno para la ciencia ficción […]
No es la existencia del trabajo la que define al capitalismo, sino la caracterización de la capacidad de trabajo como una mercancía que se vende y se compra en el mercado laboral.
Esto quiere decir que hay quien vende y hay quien compra; y, sobre todo, que hay quien sólo tiene la opción de venderse.”
– Subcomandante Insurgente Galeano
Una Finca
Fragmentos del análisis crítico y las valoraciones del Subcomandante Insurgente Moisés difundidas en agosto del 2018:
Entrevistamos a compañeros y a compañeras bisabuelos y bisabuelas […]
Esto es lo que nos contaron, que nos llevó a pensar que los ricos, los capitalistas, quieren convertir en su finca lo que es el mundo:
Está el finquero, el terrateniente de miles de hectáreas de tierra.
Y cuando no está, el patrón tiene su capataz, que es el que cuida la finca.
Y de ahí ese capataz busca su mayordomo, que es el que va a ir a exigir que se trabaje su tierra; y ese capataz, ordenado por el patrón, tiene que buscar a otro.
El capataz completa su paga robándole al patrón de lo que produce la finca.
Si el patrón se da cuenta, pues lo corretea y pone a otro.
Pero siempre algo roba el capataz: o sea es la corrupción que dicen.
Y entonces vemos eso, que el patrón no está. El patrón está en otro lado.
El mayordomo decimos que son los gobernadores; y los caporales, los presidentes municipales. Así está estructurada [la] manera en cómo van a dominar.
También vemos que ese capataz, mayordomo y caporal son los que exigen a la gente.
Y nos cuentan que les daban [sólo lo suficiente] para comer el día de hoy, para que mañana [continúen] trabajándole.
“En el 94, cuando fuimos tomando las fincas para sacar a esos explotadores, encontramos a gentes que están acostumbradas a eso lo que les dije de tiendas de raya.
Entonces esa gente […] nos preguntaba:
“¿Ahora quién va a ser el nuevo patrón?”
Entonces nosotros les dijimos:
“¡Eres libre, trabaja la tierra, es tuya!”
“Así como el patrón, que te explotó, pero ahora vas a trabajar, pero… para ti, para tu familia.”
Pero entonces [mostraron resistencia] diciendo que no, que “esta tierra es del patrón.”
Es ahí donde comprobamos que hay gente que si tiene libertad, no saben qué hacer, porque sólo saben obedecer.
Hoy pensamos que así está el capitalismo ahora.
Quieren convertir en finca al mundo.
Pero son los empresarios trasnacionales.
No hay patrón bueno, todos son malos.
No es lo mismo el capitalismo de hace 100 años, 200 años, son diferentes sus modos de explotación.
Pero igual es explotación.
Es la misma jaula, cada tanto la pintan, pero es la misma.
Hay gente que no quiere libertad, sino obedecer.
Y entonces sólo busca un cambio de patrón – o sea, que igual explote, pero lo trate bien.
¿Y qué van a hacer estas hermanas y hermanos?
¿Será que se conforman con un cambio de patrón?
¿O es que lo que quieren es… la libertad?”
Un Mundo
Prosigue SupGaleano (fragmentos indispensables para el teorema):
“La posibilidad de comprar la fuerza de trabajo está dada por la propiedad privada de los medios de producción, de circulación y consumo.
En la propiedad privada de estos medios está el núcleo vital del sistema.
Sobre esta división de clase (la poseedora y la desposeída) y para ocultarla, se construyen:
todas las simulaciones jurídicas y mediáticas,
así como las evidencias dominantes: la ciudadanía y la igualdad jurídica;
el sistema penal y policíaco,
la democracia electoral
y el entretenimiento (cada vez más difíciles de diferenciar);
las neo religiones y las supuestas neutralidades de las tecnologías,
las ciencias sociales y las artes;
el libre acceso al mercado y al consumo;
y las tonterías (más o menos elaboradas) del “cambio está en uno mismo”, “uno es el arquitecto de su propio destino”, “al mal tiempo pon buena cara”, “no le des un pescado al hambriento, mejor enséñale a pescar” (“y véndele la caña de pescar”),
y, ahora de moda, los intentos de “humanizar” el capitalismo, hacerlo bueno, racional, desinteresado, light.
“Pero la máquina quiere ganancias y es insaciable.
No hay un límite para su glotonería.
Y el afán de ganancias no tiene ética ni racionalidad.
Si debe matar, mata.
Si necesita destruir, destruye.
Aunque sea el mundo entero.
Una Guerra
Tercera pieza principal del rompecabezas, que nos permite detectar más allá del espejo2 y el espejismo sistémico:
“El sistema avanza en su reconquista del mundo.
No importa lo que se destruya, quede o sobre: es desechable mientras se obtenga la máxima ganancia y lo más rápido posible.
La máquina está volviendo a los métodos que le dieron origen –por eso nosotros les recomendamos leer3 la Acumulación Originaria del Capital– que es mediante la violencia y mediante la guerra que se conquistan nuevos territorios.
Como que el capitalismo dejó pendiente una parte de la conquista del mundo en el neoliberalismo y que ahora tiene que completarlo.
En su desarrollo, el sistema “descubre” que aparecieron nuevas mercancías y esas nuevas mercancías están en el territorio de los pueblos originarios: el agua, la tierra, el aire, la biodiversidad; todo lo que todavía no está maleado está en territorio de los pueblos originarios y van sobre ello.
Cuando el sistema busca (y conquista) nuevos mercados, no son sólo mercados de consumo, de compra-venta de mercancías; también, y sobre todo, busca y trata de conquistar territorios y poblaciones para extraerles todo lo que se pueda.
El “desarrollo” y el “progreso” que ofrece el sistema, en realidad esconden que se trata de sus propios desarrollo y progreso; oculta que esos desarrollo y progreso: la muerte y la destrucción de poblaciones y territorios.
“Civilizar” una comunidad originaria es convertir a su población en fuerza de trabajo asalariada, es decir, con capacidad de consumo.
Por eso todos los programas del Estado se plantean “la incorporación de la población marginada a la civilización”.
Y con lo de “pueblos originarios” nos referimos no sólo a los mal llamados “indígenas”, sino a todos los pueblos que originalmente cuidaban los territorios hoy bajo las guerras de conquista, como el pueblo kurdo, y que son subsumidos, por medio de la fuerza, en los llamados Estados Nacionales.
Pocas Probabilidades
Un hombre barbón nos murmuró (y, bueno, Kugelmann4 también allá andaba en el mitote) que “ninguna ley natural puede ser eliminada. Lo que puede cambiar en circunstancias históricamente diferentes es sólo la forma en que estas leyes se afirman.”
“Una vez comprendida la interconexión, toda creencia teórica en la necesidad permanente de las condiciones existentes se derrumba antes de su colapso en la práctica.
Aquí, por lo tanto, es absolutamente en el interés de las clases dominantes para perpetuar una confusión sin sentido ..."
Al respecto, SupGaleano:
“La llamada “forma Nación” del Estado, nace con el ascenso del capitalismo como sistema dominante.
El capital necesitaba protección y ayuda para su crecimiento.
El Estado suma entonces, a su función esencial (la de la represión), la de ser garante de ese desarrollo.
Claro, entonces se dijo que era para “gobernar” para todos; “mediar” entre dominadores y dominados.
La “libertad” era la libertad para comprar y vender(se) en el mercado.
La “igualdad” era para cohesionar el dominio homogeneizando.
Y la “fraternidad”, bueno, tod@s somos herman@s, el patrón y el trabajador, el finquero y el peón, la víctima y el verdugo.
Después se dijo que el Estado Nacional debía “regular” el sistema, ponerlo a salvo de sus propios excesos y hacerlo “más equitativo”.
Las crisis eran producto de defectos de la máquina, y el Estado (y el gobierno en particular), era el mecánico eficiente siempre alerta para arreglar esos desperfectos.
Claro, a la larga resultó que el Estado (y el gobierno en particular) era parte del problema, no la solución.
Pero los elementos fundamentales de ese Estado Nación (policía, ejército, lengua, moneda, sistema jurídico, territorio, gobierno, población, frontera, mercado interno, identidad cultural, etc.) hoy están en crisis:
las policías no previenen el delito, lo cometen:
los ejércitos no defienden a la población, la reprimen;
las “lenguas nacionales” son invadidas y modificadas (es decir, conquistadas) por la lengua dominante en el intercambio;
los gobiernos nacionales supeditan sus decisiones fundamentales a los dictados del capital financiero;
las fronteras varían en su porosidad (abiertas para el tráfico de capitales y mercancías, y cerradas para las personas);
No es que algo está cambiando, es que ya cambió.
Claro, falta lo que digan las mujeres que luchan, loas otroas de abajo (para quienes, en lugar del glamur de los closets entreabiertos de arriba, hay desprecio, persecución y muerte).
Quienes pernoctan en las colonias populares y se pasan el día trabajando en la ciudad del capital.
L@s migrantes que recuerdan que ese muro no estuvo ahí desde el principio de los tiempos.
Los familiares de desaparecid@s, asesinad@s y encarcelad@s que no olvidan ni perdonan,
y todas, todos, todoas l@s desechables que entienden que el destino no tiene que ser el de la esclavitud, el olvido o la muerte mortal.
Porque otra crisis que pasa desapercibida es la emergencia y proliferación de rebeldías, de núcleos humanos organizados que desafían no sólo al Poder, también a su lógica perversa e inhumana.
Diversa en su identidad, es decir, en su historia, esta irrupción aparece como una anomalía del sistema. Esta crisis no cuenta para las leyes de probabilidad.
Sus posibilidades de mantenerse y profundizarse son mínimas, casi imposibles. Por eso no cuentan en la cuenta de arriba.
De las rebeldías, para la máquina, no hay que preocuparse.